El camino
Tal vez esta línea del tiempo marque la mitad de mi camino; me tomo unos minutos para hacer un pequeño receso. Sin mirar atrás dejo que los recuerdos anden conmigo. Son parte de quien soy y
dejarlos a la zaga sería negarme a mí misma. Con tantas gratas memorias a veces temo que esta otra mitad del recorrido no me resulte tan
emocionante. A las memorias ingratas las he logrado almacenar en una pequeña faltriquera; de vez en cuando abro su cremallera y descubro que la biodegradación las
está transformando en moléculas casi imperceptibles. Ahora sé que
esta carretera tiene bifurcaciones inesperadas. He recorrido millas que no entraban
en mi plan de viaje; muchas las he hecho siguiendo el paso de otros viandantes,
otras veces he encontrado caminantes que se han unido al mío. Extraño
especialmente a los que llegaron a la meta antes de tiempo, o antes de que yo
pudiera o quisiera divisarla, y es con ellos con quienes charlo cuando me siento
especialmente feliz, o desgraciada. Saben que las carreteras largas se me hacen tediosas y que no hay nada que me guste más que encontrar nuevos caminos. Fin del receso.
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