Amnesia provocada
Se despierta en
una habitación de hotel. No logra recordar dónde se encuentra. No hay nada en
la decoración que le rodea que le ayude a situarse. Adormilado camina hacia la
ventana, nota los efectos de una noche de alcohol, corre las dobles cortinas y encuentra
una calle desierta. Por unos segundos tiene la sensación de que los majestuosos
edificios a ambos lados de la calle se mueven estrechando poco a poco la vía. Se restriega los ojos con los nudillos intentando recobrar la realidad. Le viene a la
mente el dibujo que su hija de seis años hizo de una calle despoblada de Barcelona. Ella
le explicó que debía mirar dentro de las ventanitas
amarillas de los edificios y entonces hallaría a la gente viendo el partido Barça-Madrid. Pero la
que tiene frente a sus ojos no parece una
ciudad con alma futbolera. Esa calle carece
totalmente de alma. Mira al cielo y la luz le indica que acaba de amanecer. Quizá sólo se
trate de una ciudad dormida. En unas horas los coches empezarán a circular. Esos inmuebles se llenarán de funcionarios temerosos de encontrarse con una carta de despido. De pronto, recobra la memoria; se encuentra en su
último viaje de negocios. Esa fue la noticia que le dio su jefe anoche antes de
irse a su habitación y acabar con la botella de Stroh 80 que le habían regalado.
Cierra de nuevo las cortinas y se vuelve a la cama.
Tus "palabras" llegan. Precioso blog. Felicidades, María.
ResponderEliminarMuchas gracias, Judit. Es muy halagador viniendo de alguien que es capaz de ponerle color, forma y palabras a los sentimientos. Asomarse a tus pinteraturas es todo un placer. Un abrazo.
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