Juego de anónimos
Nunca hemos
hablado pero lo he visto en múltiples ocasiones: en el parque jugando con su
hijo, en un par de cumpleaños de amigos, también en la manifestación
contra los recortes en educación, e incluso recuerdo verlo
bastante perjudicado en el concierto de Wilco. Ahora le
observo subir las escaleras del metro, enfundado en una bufanda y con
gorra - regalos de Papá Noel, seguro. Lleva la mirada
concentrada en el paso, que es ligero, probablemente impuesto por el frío o por el ritmo de
la gran ciudad. Siento el impulso de saludarle pero entonces me percato de
que, en realidad, no hemos sido presentados. Yo ni siquiera vivo aquí, me
encuentro de paso, y solo la casualidad (u otras fuerzas sobrenaturales
que se me escapan) ha querido que nos crucemos. Sé que se llama Jaume, es
primo de mi amiga Carme y lo he visto etiquetado junto a ella en cientos de
fotos de su muro de Facebook. Le rozaré el hombro y pretenderé
ser la desconocida del metro. Me pregunto cuántos de los que me observan a mí
también me reconocen, y si no andaremos jugando a ser los anónimos que éramos
antes de caer en la redes "sociales".
Una bonita historia. Todavía la tengo presente en mi recuerdo. No es en el metro, sucedió en un paseo marítimo. No es un hombre, fue una mujer. No es cualquier escritor, es mi hermana, de la que estoy muy orgulloso. Un beso.
ResponderEliminarOh, gracias, hermanito! A través de tu mirada se escribieron algunas de esas líneas. Emocionada de saberme leída por ti. Un beso.
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