Foto: Todd Winters |
Querida amiga:
Apenas llevo tres
días por estas calles de Estambul y, como siempre, te veo en cada rincón. Ayer
volvimos a cruzar el puente del Bósforo al atardecer. En la sonrisa de Álvaro
se adivinaba el poema que horas después escribiría. Ya, ya sé que te alegras de
verme tan feliz. A veces me cuesta creer que esté viviendo este sueño. Entonces
te imagino observándonos y siento tu alegría sobre nuestros pasos. Hoy fuimos
al Bazar de las Especias y me compré el molinillo de pimienta que te llevé la
última vez que estuve aquí. De repente, tengo la sensación de que todo pasó
hace mucho tiempo. Sé que soy tonta, pero ¡cómo me cuesta respirar sin oír tu
voz! Me resulta muy fácil imaginar tu rostro, escuchar tu risa, pero no logro
oír tu voz. Hago esfuerzos por recordarla y, cuando parece que viene, se termina escapando de nuevo en mi memoria. Te escribo desde el hotel. Álvaro también está escribiendo
junto a la ventana. Tenemos vistas a la Mezquita Azul y a Santa Sofía. Aunque es
mi tercera visita a esta ciudad, y la adoré desde el primer minuto, solo ahora
he sido capaz de percibir todos sus colores. Esta mañana amaneció nublado y ya
sabes cómo odio los días grises. Pues bien, aquí me parecen bellísimos. Nos levantamos muy temprano (ya conoces a Álvaro: tiene que oír el canto de los primeros
pájaros) y fuimos a pasear por el barrio de OrtaKöy; los pescadores llegaban de
faenar en ese momento. Hemos visto chicharros y mújoles. En un ratito saldremos
a cenar y, sí, pediremos pescado. Estarás sentada junto a nosotros en la mesa. Siempre
estás. Un beso enorme, amiga.
Querida María:
ResponderEliminarUn beso enorme para ti.
Querida Judit:
Eliminar¡Qué rico saber que te siguen llegando mis cartas! Otro besazo.
Buenos días, Maria.-
ResponderEliminarHace algún tiempo, comentábamos y a raíz de unas de mis fotos, que las personas, normalmente, no distinguen lo ficticio de lo real. Hoy me ha pasado a mí, con tú texto que acompaña a esta preciosa fotografía. No sé, si es real o ficticio.
Un fuerte abrazo.
Verdades ficcionadas / ficciones verdaderas. Ahí nos movemos, Manuel. Otro abrazo fuerte.
EliminarQue dulce el sabor del recuerdo y del amor que nunca muere.
ResponderEliminarAsí es. Gracias por tu comentario y por pasarte por aquí.
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