Foto: María Brito |
Perú cuenta con el mayor número de perros callejeros
que yo jamás haya visto. Los conductores circulan atentos a la aparición
repentina de estos canes y ellos se mueven como si se dirigieran a un destino
concreto. Cruzan calles, entran en mercados, en restaurantes, duermen al calor
de sus iguales y el lugar donde defecan es todo un misterio. Quizás fue el color rojizo de su pelaje, que tan
oportunamente contrastaba con la piedra y la madera, el que llamó su atención,
o tal vez fuera su expresión corporal: la cola caída, la mirada ausente y ese sentirse abandonado. Yo les retraté unos
segundos antes. Todd Winters lo
hizo en el momento exacto para captar su alma, pero esa es una instantánea que,
por esta vez, dejaré que imaginen.
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