No siempre tengo fuerzas para enfrentarme a los nubarrones, así que son muchas las ocasiones en que opto por ignorarlos. Las nubes siempre terminan por pasar, aunque sé que detrás vienen otras. Cuando más orgullosa de mí misma me siento es cuando me levanto, las sonrío y las observo transitar. Son parte del juego de la vida y combatirlas o ningunearlas no son siempre la solución. No he plantado un árbol, ni he tenido un hijo, ni he escrito un libro. Tampoco creo que esas tres acciones sean esenciales para afirmar que una ha vivido, aunque no desecho realizar una de ellas antes de morir; como tampoco descarto construirme una cabaña frente al mar - con mi aguacatero en el jardín -, o ir a la India como voluntaria, o practicar sexo en el Salar de Uyuni. Miro atrás y no puedo evitar la sonrisa, miro adelante y me invade la emoción. Me miro el ombligo y veo un ombligo. Happy birthday to me!
Fotos: Joe C. Moreno |
No siempre tengo fuerzas para enfrentarme a los nubarrones, así que son muchas las ocasiones en que opto por ignorarlos. Las nubes siempre terminan por pasar, aunque sé que detrás vienen otras. Cuando más orgullosa de mí misma me siento es cuando me levanto, las sonrío y las observo transitar. Son parte del juego de la vida y combatirlas o ningunearlas no son siempre la solución. No he plantado un árbol, ni he tenido un hijo, ni he escrito un libro. Tampoco creo que esas tres acciones sean esenciales para afirmar que una ha vivido, aunque no desecho realizar una de ellas antes de morir; como tampoco descarto construirme una cabaña frente al mar - con mi aguacatero en el jardín -, o ir a la India como voluntaria, o practicar sexo en el Salar de Uyuni. Miro atrás y no puedo evitar la sonrisa, miro adelante y me invade la emoción. Me miro el ombligo y veo un ombligo. Happy birthday to me!
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