domingo, 26 de agosto de 2012

Un atardecer más

Foto: María Brito
Es un atardecer más, pero este no le coge por sorpresa. El sol es el protagonista y él, como los que le rodean, se ha asegurado de llegar a tiempo. Un compatriota suyo, expresidente de su país, puso este lugar en las guías turísticas al afirmar que la puesta de sol desde este rincón era la más bella que había visto hasta entonces. Los granadinos ya habían incluido un parangón similar en su refranero. Sabe que no existen comparaciones justas y, pese a ello, se adentra en su memoria para repasar los lugares que ha visitado antes de llegar aquí e intenta recordar otros crepúsculos que se ha parado a admirar. Ciertamente este lugar y la luz que lo acompaña son hermosos. Aun así, piensa que la belleza de un lugar no está solo en la generosidad de la naturaleza que lo rodea, o en la destreza del hombre para mejorarla, o en la luz que lo ilumina; sabe que en muchas ocasiones la hallamos en nuestro propio estado de ánimo. Planeó venir a Granada años atrás. No recuerda por qué no lo hizo, aunque sí tiene presente quién le iba a acompañar. Ella ya no está y por eso esta luz le hiere. Consciente de ello, intenta mirar este atardecer desde otros ojos. Busca a su alrededor - muchos andan distraídos por capturar este momento con sus cámaras - hasta que logra encontrar una mirada que se deja contagiar de la belleza del lugar, de la luz, de su compañía. Esa hubiese sido su mirada.

sábado, 18 de agosto de 2012

Inconsciente


Foto: María Brito
Estaban de luna de miel y ningún monumento a judíos asesinados iba a estropearles el posado. Cierto que hay pocos enamorados que piensen en las víctimas de Napoleón I cuando posan bajo el Arco del Triunfo parisino, o en las del almirante Nelson cuando se acercan a Trafalgar Square. Claro que el monumento de esta imagen aún carece de ese tiempo que todo lo cura con el que cuentan estas dos últimas obras. El cine occidental, además, ha contribuido a que los muertos de esta barbarie del siglo pasado nos resulten más cercanos que los que ayer mismo eran bombardeados en Siria y veíamos casi en directo desde el sofá de nuestras casas. Entender la razón de esta sinrazón no es tarea fácil. Así que tampoco nos termina de extrañar la actitud de esta pareja víctima del amor. A él fue precisamente las películas de la segunda guerra mundial lo que le llevó hasta Berlín; ella hubiera preferido algo más romántico, Mónaco o Venecia; sin duda, ciudades que también cuentan con asesinos a sus espaldas, pero cuyos fantasmas han tenido el tiempo suficiente para esfumarse. Ese hombre con chaqueta oscura que se acerca a mano izquierda es uno de ellos. El enamorado, ajeno a su presencia, le pide a su amada que sonría, pero ella, que lo ha visto, es incapaz de hacerlo; corrige su postura cruzando las piernas y hace un ademán de encoger los hombros. Ya es tarde. Hay otra cámara que los ha inmortalizado. De vuelta a su país su osadía y el destino harán que ella termine compartiendo celda con las chicas de Pussy Riot. Y él, bueno, él sueña con que existan cárceles mixtas y un día pueda compartir catre con las cuatro. ¡Inconsciente!

domingo, 12 de agosto de 2012

Nido vacío

 
Foto de Todd Winters


 
No entendió qué hacía aquel nido vacío entre cursos de memoria, de lectura o de taichí. Fue un funcionario de la Concejalía de Servicios Sociales quien le explicó el significado de la locución. Ella era soltera y su nido nunca había estado lleno, pero se aseguró de no pestañear al solicitar plaza para aquel grupo de terapia. Se había mudado a España hacía apenas unos meses. María había sido una de las niñas vascas refugiadas en Inglaterra durante la guerra civil española: “los olvidados”, así los llamaban. Pensó que si durante tantos años se habían olvidado de ella, por qué no iba ahora a ser ella quien relegara su pasado al olvido e inventara uno nuevo. Así fue cómo conoció a Carmen, a Manuela y a su tocaya. Tampoco ellas se conocían entre sí, a pesar de haber vivido siempre en la misma localidad. Fueron deshojando una a una los episodios de sus vidas y explicando su desazón al ver volar a sus polluelos – les gustaba explotar la metáfora –. Dos ya eran viudas y la tercera aún conservaba marido. María la rubia, así la distinguían, quiso ser la última en participar. Les advirtió que su perfil distaba algo del de ellas ya que llevaba sufriendo de nido vacío desde hacía muchos años. Les contó que tuvo marido y una hija, quien tras un divorcio agitado había quedado bajo la custodia del padre, y que hacía más de cuarenta años que no había vuelto a saber de ninguno de los dos. Su condición de medio inglesa hizo que no dudaran ni por un segundo de su historia - los ingleses siempre habían sido más modernos para esas cosas -. Ahora comparte con ellas paseos por la playa. La escuchan ensimismadas, especialmente cuando les relata los amoríos que siguieron a su divorcio ficticio, cuando aún estaba de buen ver. Conforme pasan los días se vuelve más desinhibida. Mantiene que sus senos caídos no son fruto de haberle dado el pecho a su hija sino del nutrido número de amantes fervorosos que han disfrutado de su cuerpo, aunque a ninguno supo retener. Le gusta sentirse escuchada y pone tanto sentimiento en lo que cuenta que ella misma empieza a dudar entre lo real y lo ficticio. Sabe que también se puede añorar lo que nunca se tuvo.

miércoles, 8 de agosto de 2012

Don't feel like writing!

Foto: María Brito

Don’t feel like writing lately. Don’t write, then. But I feel better when I write. Then, write! You never listen to me, do you? Why don’t you write poetry instead? You need to feel miserable to write poetry. Just find a good photo and write, or take one of yourself. Half nude? You’d never publish it! I would! Would you? But I still need a text. Get that piece of paper on the night table and write anything. Wait, first the pic. Mmm... with this photo nobody will care about the text. Now, let me write down this conversation before I forget it; it could be a good start. Will you translate it into Spanish? As you said, nobody will care about the text.