Foto de Todd Winters |
Las palabras
habían dejado de fluir. Obligaciones laborales y familiares la habían apartado
del teclado y le costaba volver a él. Y no es que le faltaran historias que
contar. Las ficciones verdaderas no dejaban de cruzarse en su camino. Hacía tan
solo unos días la ejecutiva de minifaldas imposibles se había sentado justo
detrás de ella. Ajena al volumen de su voz, confesaba a través del teléfono
móvil cómo, días antes de separarse de su marido, había metido tijera a todos
sus calzoncillos; le relataba a su entretenida interlocutora que, con gran esmero y siguiendo la
costura de la cruz de la entrepierna, había hecho cortes de apenas cuatro centímetros: “lo justo para dejarlo con los huevos al aire”. También
podía tirar de la historia del hindú envidioso. Cada mediodía, a la hora del
cierre de los comercios, le observaba paseando a su perro delante de la
perfumería de un compatriota; delante de la puerta principal, sin percatarse del paso de la guagua, dejaba caer
el millo que llevaba en los bolsillos: conseguía así atraer la presencia de
aquellas palomas que tanta facilidad mostraban para comer y defecar a un mismo
tiempo. Personajes resentidos con el mundo, pero también reconciliados.
Octavio, el chófer de la guagua, ya no escondía su amor por la pasajera
misteriosa y la besaba fogosamente antes de empezar el viaje de las nueve y diez. Nunca
faltaban historias, solo tiempo. Una tarde de domingo logró sentarse frente al
teclado, leyó su primer texto, Commuters,
y volvió a dejar que de sus dedos surgieran nuevas palabras.
Maria donde estas mi amor, escribe, escribe y si no , no habernos acostumbrado
ResponderEliminarBesitos
Oh, Concha, se me juntó el trabajo, la familia y una gran dosis de vaguería; ¡mala combinación! Prometo volver. Gracias por tus ánimos. Muchos besos.
EliminarYo también te echo de menos... ¡Ay!
ResponderEliminar¡Muchas gracias, Antonio! Observando, escuchando frases rotas por tierras extranjeras (solo entiendo algunas así que le doy a la imaginación) y congelando imágenes. No tardaré en volver. Mensajes como el tuyo me animan a ello. Un abrazo.
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