martes, 14 de febrero de 2012

Mirando atrás

Foto de Todd Winters
Y no comimos perdices, ni fuimos felices. No después de ese día. Pero si hay una razón por la que me gusta conservar fotos es precisamente esta: rescatar un momento feliz de un pasado que ya no recuerdo con tanto cariño. Y estas son palabras mayores, teniendo en cuenta lo sucedido. Ahora, con la perspectiva necesaria, miro esta foto y sé que mi gesto no era una pose para el puto fotógrafo. En ese momento creo que sentí una inmensa felicidad (o igual me engaño y solo me sentí liberado por el final de aquella absurda ceremonia). En fin, lo que sí es cierto es que lo de certificar nuestra unión fue idea de ella. Yo ya me sentía casado después de diez años juntos, pero supongo que, después de haberme aguantado tanto, se lo debía. Sin que ninguno de los dos pudiéramos preverlo, o igual también me autoengaño en esto, la boda marcó el principio del fin. Nos separamos a los tres meses. Hoy hubiéramos cumplido doce años de casados. Soy un desastre para las fechas, pero ella se aseguró de que no se me olvidara eligiendo el 14 de febrero del 2000. Los grandes almacenes se encargarían de recordarme cada aniversario. Si ya le tenía manía a este día del amor comercial, a partir de nuestra separación le cogí aún más coraje. Ella volvió a casarse y ya tiene dos hijos. Mi estado civil sigue siendo el de divorciado, aunque he tenido otras dos relaciones que acabaron en cuanto empecé a escuchar campanas de boda. Ahora vuelvo a estar enamorado y me ha dado tan fuerte que incluso dudo si habría sentido esto mismo con anterioridad. Solo llevamos seis meses y no me reconozco. Por primera vez en mi vida he comprado un gran ramo de rosas en el día de los enamorados y no, no lo he hecho solo porque a ella le haga ilusión. Es más, con Lucía me casaría mañana mismo (y no lo hago hoy porque estaría feo repetirme). En serio, con ella sí me veo envejeciendo. Y si me equivocase, siempre podría mirar atrás y rescatar esa foto que me recordara que hubo un día en que así lo creí. Por cierto, el que miraba a través del retrovisor de la limusina, ese puto fotógrafo, es el padre de los hijos de mi ex.

8 comentarios:

  1. Buenos días María.

    Has logrado plasmar la realidad. Cuanta verdad dices. Y el final, jaja, irónico como la vida misma.-

    Un abrazo

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    1. ¡Muy buenos días, Manuel! Y gracias, siempre gracias. Un fuerte abrazo.

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  2. María, genial! me encanta tu sutileza a la vez que tu ironía.....me gusta leerte!!!!!! Un abrazo. Capricornio.

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    1. Gracias, Capricornio. (¿Te llamo así? Mira que con ese nombre resulta difícil sacar una poesia). Tus palabras son siempre muy bienvenidas. Un fuerte abrazo.

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  3. ¡Artista! ¡Genial! Las palabras, enamoradas de ti. Un fuerte abrazo.

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  4. ¡Qué bonitos y ocurrentes!

    Con tus palabras logras hacerme sonreir y también emocionarme. En definitiva, sentir. En algunos relatos todo a la vez. ¡Sigue escribiendo!

    Muy bonitos los últimos como "ENMASCARANDO EL MIEDO" (tierno y nostálgico), "REY MAR ..." (en este me hiciste usar el pañuelo, ¡cabrona!), "NO RESPIRES" ( qué bien narrado y qué inesperado y "explosivo" final, espectacular)...

    Un beso, Emi

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    1. Está muy claro: este comentario lo ha escrito mi hermano el grande. ¡Qué grande eres, hermanito! ¡Muchas gracias!

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