domingo, 26 de febrero de 2012

Soñando

 
Foto de Todd Winters
Mi sueño acelera el paso cuando escucha mi respiración avanzar detrás de él, tal y como hace mi hijo cuando oye mis pisadas acercándose a las suyas. Noah adora este juego; corre huyendo de mí mientras ríe a carcajadas y todo su cuerpo se tambalea sin que sus pequeños pies apenas toquen el suelo. Mi sueño ni siquiera llega a rozar ninguna superficie y, precisamente por eso, sé que, al igual que hago con Noah, debo seguirle de cerca. Puede que no le dé alcance y esa es la razón por la que intento disfrutar de esta persecución. Es más rápido que mi hijo y al mínimo despiste desaparece de mi vista. Son solo unos segundos, pero la angustia me invade hasta dejarme sin respiración. Cuando vuelvo a divisarlo, acelero mi paso y él, por fin, parece ralentizar el suyo. Es entonces cuando creo en la posibilidad de alcanzarlo y mi imaginación lo reproduce con todo detalle: oigo el sonido del agua golpeando contra un embarcadero; Noah corre hacia su padre, que se encuentra pescando al final del mismo junto a la atenta mirada de nuestra perra Lua. El sol se está poniendo y yo voy unos pasos por detrás, siguiendo las huellas mojadas que dejan sus pisadas. En mi fantasía no existen terceros cuya desdicha ensombrece mi felicidad. No están en esta escena, aunque los imagino viviendo otro sueño igualmente bello. Luego, cuando vuelvo al mundo real, me alejo unos metros de él y lo observo con perspectiva. Mi realidad es probablemente el sueño de alguien que camina unos pasos por detrás de mí. La vivo consciente de ello, lo que no me impide construir en mi imaginación nuevas proposiciones, y procuro hacerlo aun cuando me asalta el cansancio de tanto soñar.

4 comentarios:

  1. María, que paz me ha producido "Soñando" y como me gusta lo insinuante que llegas a "decir"; me encanta como relatas! A mi también me asalta el cansancio de tanto soñar.......despierta!
    Feliz día. Ana

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    1. ¡Feliz día para ti también! Y gracias, muchas gracias por tus palabras, Ana. Un abrazo.

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  2. Buenos días, María.

    Que preciosidad de relato. Como dice la canción: ¡¡Cuanta ternura!! emana del mismo.

    Un abrazo.

    pd: Mi nieta cumplió ayer siete meses y tiene un nombre precioso, se llama MARÍA.

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    1. ¡Buenos días, Manuel! Gracias de nuevo por pasarte por aquí. La ternura del texto se vio muy probablemente influenciada por el pescador de tu "Paciencia". ¡Bellísimo!
      Otro abrazo.
      PD: Disfruta de tu pequeña María y prepárate para correr detrás de ella dentro de nada. Son casi tan escurridizos como los sueños, pero cuando uno les da alcance las carcajadas mantienen su eco por mucho tiempo.

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