sábado, 6 de agosto de 2022

Espejo de lluvia

Foto de Maite Pons
Foto de Maite Pons

Ahora no quiere saber nada de charcos, pero de niña no podían gustarle más. Hubo días en que probé a cambiarle las botas de agua por sus Converse negras favoritas para ver si así los esquivaba: cero éxito. Los llamaba “espejos de lluvia” y jugar con la luz para buscar su reflejo en ellos era parte de su ritual. Los “espejos” de otoño, sus predilectos; acomodaba las hojas doradas, anaranjadas o canelas de tal manera que unas veces conseguía un marco ovalado y otras, uno cuadrado. Al finalizarlo esperaba unos segundos a que el agua dejara de hacer ondas y entonces hacía la pregunta: “Espejito, espejito, ¿quién es la más afortunada del lugar?” Sonreía, levantaba la cabeza, me buscaba con su mirada y la oía exclamar bien alto: “¡Qué suerte vivir aquí, mamá!” A mí aquella frase me hacía sonreír, no solo por verla tan feliz sino porque me recordaba a un eslogan publicitario de mi añorada tierra. Ella no parecía añorarla tanto y, de alguna manera, fue quien me enseñó a disfrutar de las ventajas de nuestro nuevo destino. El cambio de estaciones sin duda era una de ellas.

 

Este sábado cumple 15 años. Ya hace un par de años que dejó de construir espejos. Dice que no soporta ver su nueva cara llena de acné reflejada en ellos; lo que más desea en este mundo es dejar de tener mofletes sonrosados y salpicados de granos y lo segundo (o quizás no sea ese el orden) es que le crezcan los pechos de una vez por todas. Me ha llevado dos semanas encontrarle unas Converse idénticas a las que tenía de niña. Hoy por fin las conseguí; además, he consultado el parte meteorológico del fin de semana y anuncian lluvias. El sábado iremos al parque para un desayuno especial de cumpleaños; le daré sus nuevas zapatillas y la animaré a construir un gran espejo ovalado de manera que podamos encontrar el reflejo de las dos. Haremos la pregunta y le recordaré aquello de ¡qué suerte vivir … a tu lado!